Mi corazón es agua

Mi corazón es esencialmente agua.
Lo siento constantemente moviéndose en mi pecho, con su propio ritmo y oleaje.
Suele mecerse. A veces gira, da saltitos y hace onditas, o simplemente está ahí tranquilo y pasivo, reflejando lo que en él se contempla.
Se que mi corazón es esencialmente agua porque muchas veces se me precipita por los ojos cuando éste se siente muy conmovido.
Hay veces que se calienta demasiado y se evapora, entonces ambos nos sentimos amplios y flotantes.
A veces se calienta por otras razones, y me quema el pecho y siento que la cabeza me va explotar por todo el vapor acumulado.
Otras veces se congela y el frío hace que me encorve, pues me empieza a pesar mucho. Se vuelve cristales helados que me arañan el pecho, la garganta y hasta las entrañas.
Mi corazón es así, esencialmente agua. Y esencialmente sólo puedo sentirlo, sólo puedo percibir como me agita el cuerpo en una danza, o como se me escurre por los ojos cuando se conmueve, o cómo me trae flotando cuando anda evaporado o como me cala cuando se hiela. Y antes me era muy difícil que mi cerebro u otros supieran qué pasaba con mi corazón, pues a pesar de saber lo que sentía, no lograba expresarme tan fácilmente.



Pero mi corazón adquirió acuarelas.
Con esas acuarelas, mi corazón puede teñirse de distintos colores:
Verde con amarillo cuando está feliz y energético, azules y naranjas atardecer cuando está tranquilo, Morado y rosa cuando está amoroso, Azulado cuando está melancólico, Verde y naranja cuando algo le desagrada, grisáceo cuando se siente vacío o perdido.
Entonces, a través de este lenguaje de colores, mi cerebro pudo entender mejor lo que a mi corazón le sucedía según el color con el que decidía teñirse. Y entonces comenzamos a hablar en términos de colores: Me siento azul, el día está rosa, ando como que muy amarilla, ¡estoy roja que exploto!...
Cuando establecí ese lenguaje, pude hacer las paces con mi cerebro y mi corazón, pude hacer que se entendieran y trabajaran uno en favor del otro.


También, gracias a que mi corazón es esencialmente agua, ha encontrado la manera de regalarse a aquellos que lo emocionan: Cuando se siente cálido y quiere mostrarse a otros, es como una taza de café caliente y aromática. O bien, puede que se sienta relajado y feliz, entonces se otorga como un helado con algún sabor dulce. A veces los líquidos de mi corazón brotan con sabores que aún no sé cómo canalizar, estos se tornan amargos y me los llego a tragar. Aún estoy aprendiendo a tratar con mi corazón. 
Hay personas muy dulces que me ayudan a que fluya mejor mi corazón, o que cuando es un líquido muy ácido o amargo, me ayudan poniéndole un poco de azúcar para volverlo una limonada, o un té verde con miel. Es así como llego aprender cómo manejar esos sabores raros que mi corazón suelta para convertirlos en una experiencia de sabores distinta. Porque qué cansado si siempre bebiéramos lo mismo ¿No?



En fin, mi corazón es esencialmente agua. He aprendido mucho sobre las capacidades de mi corazón, así como he aprendido a amarlo y a dejarlo expresarse como el artista que es, aunque no siempre acierte, sé que está aprendiendo y hay que permitirle equivocarse. Pues también tiene unos aciertos muy bellos.

Este relato se inspiró en el cuento “Así es mi corazón” de Jo Witek y Christine Roussey. 
Y bueno, así es mi corazón ¿Cómo es el tuyo?

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