Capricho invernal en una noche de agosto.

 ¿Te imaginas poder sumergir la mano en el cielo y pescar las estrellas? ¿Cómo sería atrapar una entre tus manos y después liberarla como luciérnaga? ¿Cómo será nadar por los caminos juntos, mientras hilamos las más retorcidas de las filosofías con la madeja de sesos que llevamos por cerebro? ¿Como será, entonces, adentrarnos en nosotros mismos sin luz alguna más que la de la luna y nuestros corazones palpitantes? ¿Cómo será perderme en tus pupilas de caverna mientras veo el esbozo de la estela de tu sonrisa? ¿Cómo será el tacto de tu piel al frío, la reacción de ella al roce de mi yema, el aroma de tu aliento después de una bebida caliente y un beso? La suavidad de tu cabello y la melodía de tu voz, nadando como peces en el arroyo de tus coloridas palabras.


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