Para el día que dejes de quererme



No me sorprendería, sinceramente. Me dolerá, definitivamente, pero no me tomaría con la guardia baja.


Si dejas de quererme, no habría problema, no pasaría gran cosa.
Uno puede vivir queriendo a alguien que no le corresponde, no se muere uno de amor unilateral.
Uno aprende a vivir amando a aquella otra persona hasta que… lentamente va uno olvidando o llega alguien más a ser el foco de atención, es algo normal, hasta sano, según la psicología.

Si tú decides irte, no te reclamaría nada, al contrario, me sentiría bastante agradecida.
A diferencia de muchos amores unilaterales, yo tuve la oportunidad de poder cobijarme en tus brazos.
Pude bailar contigo, aunque no fluyera de la mejor manera.
Pude probar los besos más dulces de la sonrisa más hermosa que se ha paseado por mi mejilla.
Pude amanecer con el brillo de los ojos más hermosos que han existido en la tierra.
Pude sentir el cosquilleo de dos pieles que entran en contacto sin ninguna barrera, pude sorber el dulce nectar de tu cuello, pude perderme en el aroma de tu aliento, pude arrancarte algunas sonrisas, pude enjugar tus lágrimas.
Pude sentir eso que llaman "vida" a tu lado.

No podría reclamarte nada, no podría decir más, simplemente te liberaría, sin condiciones ni tratos, no podría pedirte nada después de tanto que me has dado.

Sólo pediría me permitieras tejerte un collar de mil cuentas de cristal líquido, una noche estrellada, donde las estrellas fuesen diamantes que brotasen de mis ojos.

Te pediría, por favor, me dejes llorar, sólo lo suficiente para enjugar estos labios secos que no volverán a ser humedecidos por tus besos. Lo suficiente para poder tragar el nudo que se formó en mi garganta. Lo suficiente para limpiar el caos que se provocaría en mi pecho.

No habrá vacio, ya estás bien enraizado, no podría sacarte nunca. No me arrepiento de nada, tanto vivido a tu lado es digno de un brindis de licor de lágrimas.
No cualquiera se cruza en la vida con la perfecta combinación de la energía de un niño y la pasión de un guerrero, con la ligereza del viento y la inteligencia de la experiencia.

Fuego, eras fuego, ardiente, volátil, brillante, deslumbrante, yo sólo una niña, impresionable, que se llenó de tu calor y un par de veces se quemó.

A pesar de ello, sigo amando el fuego, tu fuego, espero que jamás se extinga y puedas encontrar esa paz que tanto añoras, llenar ése vacío que sólo tú sabes qué necesita.

Después de todo, te amo, magia es lo más acercado a describir lo que me diste. Sólo espero algún día poder hacer que ésa magia dure tanto como mi mísera existencia.

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